Parada en
el medio del pasacalle, descansaba en los brazos de ella un gato negro, grande
y obeso, con los ojos congelados y la mirada perdida de gato. Ella acariciaba
el animal de manera tosca, jalando y estirando la piel del gordo gato una y
otra vez en un ritmo constante y
satánico. Ella también llevaba la mirada acristalada de rosa brillante. El
pecho abierto, la máscara a un lado.
Llevaba días caminando entre espectros sin rumbos, criaturas de máscaras
y sueños rotos. Ya tengo las cuencas de los ojos secas, ya mi memoria es
frágil, mi cuerpo inexistente y el alma hecha un trapo, sucio y absurdo. Este mundo medio, este carnaval del fin de
los tiempos, el fin de mi absurdo viaje.
No recuerdo
bien mi vida antes del mundo medio, mi vida antes de la llegada del polizonte,
no recuerdo bien en que momento comencé a buscar un cometa, pero llego el día
en que fui consciente de la pérdida del mismo, fue así que llegué a parar en
este mundo medio, el limbo de las cosas perdidas. Como si fuera Dante en la divina
comedia, llegué a parar a esta ciudad de calles acartonadas, de personas
enmascaradas.
Carnaval de
personajes históricos, de niños con alas, astronautas del recuerdo. Jugaban
ajedrez Napoleón y Hitler. El polizonte mencionó que aquí en el espacio de las
cosas perdidas, las calles estaban inundadas de gomas de borrar, lapiceros y
monedas. Les explicaré brevemente, toda cosa existe por la certeza de alguien
en creer que existe esta misma. Cuando tú dejas caer la goma de borrar por el
escritorio, escuchas el sonido seco de la caída, sin embargo puede que hayas
pensado: .. la recogeré más tarde. El mundo te da cinco segundos para
recogerla, cinco segundos o la goma de borrar se transportará al mundo medio,
Cinco segundos o desequilibrarás el universo porque abría un elemento
inexistente en el mismo. UNO, DOS, TRES
, CUATRO ,
CINCO . Te olvidaste de ella, si mucho más tarde la necesitas o tienes
la urgencia de buscarla, encontrarla nunca podrás, buscarás empecinada mente
debajo del escritorio, donde suponías que estaba, te golpearás la cabeza contra
la mesa un par de veces y no estará ahí- a todos nos ha pasado. Culturas
antiguas le daban la responsabilidad a la pérdida de gomas de borrar, llaves, monedas
y otros pequeños artificios, a pequeños duendes que habitaban escondidos en las
sombras. Pero es culpable de estas misteriosas desapariciones, el universo en
su afán cósmico de equilibrio constante. Nada existe si no se cree en su
existencia.
No solo son
cosas los que llegan a parar a este mundo medio, somos personas, sueños,
amores, colores. ¿Cómo? pensarás, llega alguien a este sitio, increíble soledad
acaso, ¿no tenía amigos como para que no la recuerden?, o ¿aunque sea el casero?,
¿el que te vende el periódico?, Nadie podría pasar como una goma de borrar, sin
que nadie note su presencia. Carnavales, eso pasó conmigo, y el cometa que vi
pasar ese mismo día por mi ventana.
Era febrero
y la computadora portátil reposaba sobre mis piernas, la noche abrigaba
ligeramente y yo no llevaba más que las sábanas encima. Me distraía mirando los
mapas de humedad que se formaban en el techo, me distraía mientras esperaba
alguna respuesta suya o un desliz de su presencia. Y mientras miraba el techo,
el frío comenzaba a correr y yo sólo lloraba, lloraba y lloraba sin motivo
aparente. Lloraba en la angustia de esperar una respuesta, lloraba de miedo, el cuerpo pesado y lloraba
con miedo de que alguien note, que él note, lo ridícula que soy de noche, de
días, los últimos días. El cometa cruzó
esa noche y con él, la esperanza de encontrarle sentido a la rutina diaria, al
mundo entero.
Cinco segundos,
¿recuerdan?, cinco segundos me dio el universo entero para recordar realmente
quien era. De qué color eran mis ojos,
que me hacía reír, que cosas me entristecían, que cosas amaba, cinco segundos pasaron y no recordaba
siquiera el compás de mis latidos.
Abrí los
ojos y estaba él con la máscara en mano.
– Hola, no me interesa mucho tu nombre, quizás
incluso no lo sepas-jajajaja, soy el polizonte, el original viajero del fin del
tiempo. La música, puedes escucharla?,
espero que te agrade, toma esta máscara. Póntela, puedes ser quien quieras. Correr
como quieras, es un largo viaje. La intentamos pasar, ¿sabes? jugamos entre nosotros, nos ponemos
distintos nombres, llevamos las máscaras. Es un carnaval eterno. Nadie acá sabe realmente quien es, jugamos
roles, somos ya tantos los perdidos que
muchos no diferencian su origen propio. Mira, las calles están repletas de
gente, bailan un mismo compás. Las cosas
perdidas llegan de improvisto, ten cuidado, puede que estés caminando y caiga
de pronto un par de gemas, peines, o gatos. Es un pequeño caos, mi deber en
este mundo es ayudar a las cosas regresar a su sitio, pero nadie logra recordar
cual era, o encuentran detrás de sus máscaras el cobijo de una vida sin muchas
complicaciones. Otros enloquecen un poco, más de lo que vinieron jajaja.. No te
preocupes, te acostumbrarás rápido, todos lo hacen. Llevar la máscara o la locura, tú decide.