1 mar 2015

El gran Carnaval



Parada en el medio del pasacalle, descansaba en los brazos de ella un gato negro, grande y obeso, con los ojos congelados y la mirada perdida de gato. Ella acariciaba el animal de manera tosca, jalando y estirando la piel del gordo gato una y otra vez  en un ritmo constante y satánico. Ella también llevaba la mirada acristalada de rosa brillante. El pecho abierto, la máscara a un lado.   Llevaba días caminando entre espectros sin rumbos, criaturas de máscaras y sueños rotos. Ya tengo las cuencas de los ojos secas, ya mi memoria es frágil, mi cuerpo inexistente y el alma hecha un trapo, sucio y absurdo.  Este mundo medio, este carnaval del fin de los tiempos, el fin de mi absurdo viaje. 
No recuerdo bien mi vida antes del mundo medio, mi vida antes de la llegada del polizonte, no recuerdo bien en que momento comencé a buscar un cometa, pero llego el día en que fui consciente de la pérdida del mismo, fue así que llegué a parar en este mundo medio, el limbo de las cosas perdidas. Como si fuera Dante en la divina comedia, llegué a parar a esta ciudad de calles acartonadas, de personas enmascaradas.
Carnaval de personajes históricos, de niños con alas, astronautas del recuerdo. Jugaban ajedrez Napoleón y Hitler. El polizonte mencionó que aquí en el espacio de las cosas perdidas, las calles estaban inundadas de gomas de borrar, lapiceros y monedas. Les explicaré brevemente, toda cosa existe por la certeza de alguien en creer que existe esta misma. Cuando tú dejas caer la goma de borrar por el escritorio, escuchas el sonido seco de la caída, sin embargo puede que hayas pensado: .. la recogeré más tarde. El mundo te da cinco segundos para recogerla, cinco segundos o la goma de borrar se transportará al mundo medio, Cinco segundos o desequilibrarás el universo porque abría un elemento inexistente en el mismo. UNO,    DOS,    TRES ,    CUATRO ,  CINCO . Te olvidaste de ella, si mucho más tarde la necesitas o tienes la urgencia de buscarla, encontrarla nunca podrás, buscarás empecinada mente debajo del escritorio, donde suponías que estaba, te golpearás la cabeza contra la mesa un par de veces y no estará ahí- a todos nos ha pasado. Culturas antiguas le daban la responsabilidad a la pérdida de gomas de borrar, llaves, monedas y otros pequeños artificios, a pequeños duendes que habitaban escondidos en las sombras. Pero es culpable de estas misteriosas desapariciones, el universo en su afán cósmico de equilibrio constante. Nada existe si no se cree en su existencia.
No solo son cosas los que llegan a parar a este mundo medio, somos personas, sueños, amores, colores. ¿Cómo? pensarás, llega alguien a este sitio, increíble soledad acaso, ¿no tenía amigos como para que no la recuerden?, o ¿aunque sea el casero?, ¿el que te vende el periódico?, Nadie podría pasar como una goma de borrar, sin que nadie note su presencia. Carnavales, eso pasó conmigo, y el cometa que vi pasar ese mismo día por mi ventana.
Era febrero y la computadora portátil reposaba sobre mis piernas, la noche abrigaba ligeramente y yo no llevaba más que las sábanas encima. Me distraía mirando los mapas de humedad que se formaban en el techo, me distraía mientras esperaba alguna respuesta suya o un desliz de su presencia. Y mientras miraba el techo, el frío comenzaba a correr y yo sólo lloraba, lloraba y lloraba sin motivo aparente. Lloraba en la angustia de esperar una respuesta,  lloraba de miedo, el cuerpo pesado y lloraba con miedo de que alguien note, que él note, lo ridícula que soy de noche, de días, los últimos días.  El cometa cruzó esa noche y con él, la esperanza de encontrarle sentido a la rutina diaria, al mundo entero.
Cinco segundos, ¿recuerdan?, cinco segundos me dio el universo entero para recordar realmente quien era. De qué color eran mis ojos,  que me hacía reír, que cosas me entristecían,  que cosas amaba, cinco segundos pasaron y no recordaba siquiera el compás de mis latidos.
Abrí los ojos y estaba él con la máscara en mano.

 – Hola, no me interesa mucho tu nombre, quizás incluso no lo sepas-jajajaja, soy el polizonte, el original viajero del fin del tiempo.  La música, puedes escucharla?, espero que te agrade, toma esta máscara. Póntela, puedes ser quien quieras. Correr como quieras, es un largo viaje. La intentamos pasar,  ¿sabes? jugamos entre nosotros, nos ponemos distintos nombres, llevamos las máscaras. Es un carnaval eterno.  Nadie acá sabe realmente quien es, jugamos roles,  somos ya tantos los perdidos que muchos no diferencian su origen propio. Mira, las calles están repletas de gente, bailan un mismo compás.  Las cosas perdidas llegan de improvisto, ten cuidado, puede que estés caminando y caiga de pronto un par de gemas, peines, o gatos. Es un pequeño caos, mi deber en este mundo es ayudar a las cosas regresar a su sitio, pero nadie logra recordar cual era, o encuentran detrás de sus máscaras el cobijo de una vida sin muchas complicaciones. Otros enloquecen un poco, más de lo que vinieron jajaja.. No te preocupes, te acostumbrarás rápido, todos lo hacen.  Llevar la máscara o la locura, tú decide. 

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