¡Que
absurdo el comportamiento de las hormigas de la cocina!
Cuando no
dejo migajas de pan, se alimentan de un puñado de alimañas que viven debajo del
tapete de la puerta de entrada. O de las lagartijas sin piernas que viven en la
ducha en busca de frescor. Reptan con sigilo ,muy pegadas al suelo, hacia los
orificios entre las paredes, porque saben que pueden terminar siendo la cena
del Fenix que dormita en el ropero. O se arriesgan a ser presas fáciles de los
cernícalos que conchudamente han hecho un nido en la repisa superior de
librero, mientras can cerbero sueña inquietamente a pies de mi cama y una
manada de cebras pastan apaciblemente en la jardinera, ignorantes todos del
acecho del hombre salvaje, al que yo devoro ocasionalmente en la habitación,
cuando tengo muchos antojos de carne.
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